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EL MUTUALISMO ARGENTINO |
El comienzo del Mutualismo en la Argentina está ligado a la
historia del trabajo y a los sectores de medianos y escasos
recursos.
Igual que en otras latitudes se han dado en nuestra tierra
la unión de los hombres menos favorecidos para defenderse y
buscar, por sus propios medios, un mecanismo que diera
satisfacción a sus necesidades mediante el esfuerzo y la
perseverancia. Los que primero experimentaron esa necesidad
de agruparse en el Virreinato del Río de la Plata, fueron
los inmigrantes, colonos en su mayoría.
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Estos hombres que
procedían, inicialmente, de España y de Italia y los que
fueron llegando más tarde de Francia, Portugal, Alemania y
otros países se integraban en instituciones mutualistas,
para fortalecer sus sentimientos patrióticos, conservar sus
tradiciones y protegerse de las enfermedades.
Así nacieron en ciudades y poblados de la Argentina,
entidades de "socorros mutuos", éste fue generalmente el
nombre inicial que en muchos casos aún conservan.
Simultáneamente con las mutuales de colectividades nacían
también las constituidas por trabajadores de un mismo
gremio: zapateros, sastres, tipógrafos, empleados
administrativos, y otros.
En el siglo pasado, cuando los argentinos volcaban sus
mayores esfuerzos en consolidar la integración territorial y
la unidad política, el mutualismo cumplía |
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una doble función
nacional y social, de trascendencia y valor inestimable. No
debemos olvidarlo nunca.
Las mutuales se fueron multiplicando. Hoy no hay provincia
argentina que no cuente con asociaciones de este género. No
sólo se beneficiaron sus integrantes y los que
voluntariamente se adherían. El país se benefició. Así
ayudaron, y continúan haciéndolo, en crear el clima de paz
social y de convivencia armónica.
Una ley del 22 de agosto de 1822, que complementó un decreto
de fecha 4 de septiembre de 1812, posibilitó que se dictaran
reglamentos para diversas colonias agrícolas, de tipo
social. El reglamento de la Colonia San Carlos, hoy en la
provincia de Santa Fe, facultaba a los colonos para formar
comisiones con el objeto de atender las necesidades de los
huérfanos y las viudas, velar por la educación de los niños
cuyos padres habían muerto y custodiar intereses materiales
de los que estuvieron bajo su tutoría. El reglamento aludido
regulaba la práctica solidaria, motivando a los colonos para
constituir instituciones similares a las mutuales.
Primeras Mutuales
En 1854 se constituyó en Buenos Aires la Sociedad Francesa
de Socorros Mutuos; en 1856 la Sociedad de Socorros Mutuos
San Crispín, del gremio del calzado; y en 1858 la Unión y
Benevolenza, en Buenos Aires. Estas entidades aún subsisten.
Una estadística de 1875 señalaba la existencia de 74
mutuales, así distribuidas: 27 en la Pcia. de Buenos Aires,
12 en la Capital Federal, 19 en la Pcia. de Santa Fe, 9 en
la Pcia. de Entre Ríos, 6 en la Pcia. de Córdoba y 1 en la
Pcia. de Tucumán. De esas 74, 25 habían sido constituidas
por italianos, 14 por españoles, 7 por franceses, 3 por
suizos. El resto por distintos gremios. En el año 1910,
funcionaban 659 mutuales, que reunían a más de 200.000
asociados.
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