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LA COOPERACIÓN EN CIFRAS |
Los activos en manos de estas empresas solidarias superan
largamente los diez mil millones de pesos y los argentinos
asociados a las cooperativas suman más de seis millones. Sin
embargo la economía de esta parte del denominado tercer
sector (cooperativas, ONG y mutuales) pareciera permanecer
oculta a los analistas económicos.
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El Instituto
Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES) es el único
organismo que posee datos confiables sobre este dinámico
sector de la economía social. Pocos saben que el 30% de los
productores agropecuarios están asociados a una cooperativa
y que el 41% de la superficie cultivada con cereales y
oleaginosas está en manos de cooperativas. El sector factura
por encima de los tres mil millones de pesos anuales y
participa con el 5,6% del total de exportaciones y ocupa
aproximadamente a cuarenta mil personas.
Una relevante
actividad del sector cooperativo es la de servicios
públicos. Brindan agua potable, electricidad, gas, desagües
cloacales, televisión comunitaria y telefonía a
aproximadamente dos millones trescientos mil asociados. Su
dinamismo económico es excepcional y son obstinadas.
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Desde que
se liberaron las licencias en telecomunicaciones
estas organizaciones solidarias se empeñan en
invertir y crecer en los servicios de telefonía e internet, ocupando nichos que
van dejando, agobiadas por su endeudamiento, las dos grandes
empresas dominantes del sector. La crisis no parece
detenerlas y aún en el peor momento de nuestra historia no
cejan en acrecentar el poder ciudadano en sectores
estratégicos de la economía. Apuestan al futuro y con
resolución enfrentan la devaluación y las tarifas
globalizadas.
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A fines de julio del 2002 la Cooperativa Popular de
Electricidad de Santa Rosa, La Pampa, inauguró la
primera empresa telefónica cooperativa en una
capital de provincia. Las cooperativas, mediante
empresas flexibles, con alta tecnología y
aprovechando el valor agregado de la fidelidad de
sus usuarios-propietarios, desafían a las
tradicionales operadoras. Con capitales totalmente
nacionales y la mayor parte de ellas con
equipamiento de última generación, las cooperativas
telefónicas suman doscientas cincuenta. Por ser
relativamente
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recientes las empresas telefónicas de
economía social aún no son relevantes, pero
ya proveen servicios a trescientos cincuenta
mil asociados y aproximadamente a dos
millones de personas. El movimiento
cooperativo vislumbra a las
telecomunicaciones como el nuevo escenario
de crecimiento.
En los servicios de agua potable el
cooperativismo ocupa, especialmente en las
pequeñas y medianas comunidades, un papel
muy significativo. Siempre apoyándonos en
datos del INAES, más de cuatro millones y
medio de usuarios dependen de ese tipo de
cooperativas.
Respecto a la energía eléctrica existen
provincias donde la distribución a la
industria, al comercio y a los hogares es
responsabilidad de las cooperativas. Por
ejemplo, en Chubut el 90% de los usuarios
eléctricos son atendidos por estas
organizaciones y en La Pampa esa cifra se
eleva al 98%. En una provincia tan
importante como Córdoba el 100% de las
líneas rurales son operadas por cooperativas
y en todo el país ellas son las únicas en
brindar energía eléctrica a los productores
rurales.
La severa emergencia económica que se
instaló en los últimos años del siglo XX
acabó con gran parte de las pequeñas y
medianas empresas que habían sobrevivido a
la apertura económica de los ''90. Muchos de
los marginados y desempleados por esa crisis
vislumbran en la organización cooperativa
una alternativa para regenerar la actividad
de las empresas quebradas. Han proliferado
las cooperativas de trabajo y el espíritu
solidario que reina en ellas restablece en
parte no sólo una cultura del trabajo
autogestionada sino también la autoestima de
miles de argentinos. Este tipo de
cooperativas suman en todo el país las seis
mil quinientas y representan el 40% del
total de cooperativas consideradas por
actividad.
Las mutuales, junto a las cooperativas,
constituyen el otro sector que integra la
economía solidaria. Juntas suman once
millones de asociados y el 49,6% de la
población argentina mayor de 18 años
pertenece a alguna cooperativa o mutual.
El movimiento cooperativo desde hace un
siglo suma su aporte a la construcción de un
país más equitativo y democrático. Es
necesario reconstituir la trama básica de
las relaciones comunitarias y, en la
economía, recurrir a recursos y
organizaciones propias que siempre han
estado y seguirán estando.
Todo indica que la economía solidaria,
eclipsada largo tiempo por el "glamour" del
discurso neoliberal de fin de siglo, tendrá
un protagonismo sustancial en la
reconstrucción argentina. Los nuevos
economistas y políticos no deberán soslayar
tanta energía y, a su vez, los dirigentes
del cooperativismo deberán estar preparados.
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